Llegamos a lo alto de Muzha 木柵 sobre las 10:30 am con un poco de retraso con nuestra cita. Aunque se puede ir en transporte público desde el corazón de Taipei en apenas 40 minutos, es una de las zonas de cultivo de té más antiguas de Taiwán. Tomamos el teleférico y antes de darnos cuenta decimos adiós al asfalto y estamos sobrevolando montañas verde esmeralda de bosque tropical. Te interese el té o no, si vienes a Taiwán no te pierdas esta excursión.
Tras el recorrido en cable de unos 25 minutos llegamos a la cima, Maokong 貓空. Es noviembre y hace muy buen día, algo nublado pero con un sol que se impondrá en unas horas. Nuestro grupo lo formamos 3 amantes del té, uno de ellos es nuestro guía pues ya había estado en el sitio al que vamos. Desde la estación tomamos una ruta nueva para mí descendiendo por la montaña, y tras andar unos 5 minutos escuchamos la melodía del señor Zhou 周先生. Lo escuchamos antes de verlo porque se encuentra en la ladera de la montaña tocando una flauta. Este será un día interesante.
Vistas desde la casa de té Tablero de Go/Weiqi 🙂 Vista desde Maokong, ¿veis el edificio 101?
Ya de primeras se ve que Mr. Zhou es una persona fuera de lo común, “artista” lo define a la perfección. Es propietario de una de las casas de té que tanto abundan por la zona, pero la suya es como nada que yo haya visto. Destartalada, auténtica y nada turística, es su taller, donde pasa el tiempo pero que ha adecuado para recibir gente a tomar té. Tras bajar unas desafiantes escaleras y cruzar un escarpado jardín con cultivos de té, una diana de tiro con arco y varios artilugios más llegamos a la casita.
Por dentro no decepciona: hay decenas de arcos artesanales, alfarería y otros utensilios de té, instrumentos musicales que incluyen guitarras, flautas, un guzheng y otros que no reconozco además de maquinaria y herramientas para procesar té. El recibidor está lleno de té, hay té por todos lados: en estanterías, en el suelo, guardado en bolsas, descubierto en cestas de bambú, en jarrones grandes y pequeños… Hay té de todas las formas: empaquetado, té suelto, bolas de té grandes de kilos y pequeñas de pocos gramos, tapadas y descubiertas, colgando de hilos y amontonadas… Hay té de todos los colores: verde vibrante de tés recién cosechados, tés añejos verde oscuro casi negro, tés blancos del color del otoño secados al sol. Y aromas de los tés recién tostados en cestas de bambú. Su tienda es el hogar del té.
Bola prensada de té verde Bola prensada de té más oxidado Bolas de té colgadas Bola de té envuelta
Nos sentamos en la terraza y pasamos un total de 4-5 horas charlando, tomando té y descubriendo historias. Mr. Zhou comenta que no viene de una familia de productores de té y que todo lo que sabe lo ha descubierto con la práctica, no tiene una formación reglada. Pero aun así es bien conocido en los círculos del té de Taiwán y regularmente da clases en universidades de arte. No nos cabe duda pues durante la conversación aprendemos sobre las particularidades de las variedades Tieguanyin y el té salvaje originario de la isla, sus formas, sabores y caracteres. Pero más allá de lo académico, para él tomar té es una experiencia que va mucho más allá de la infusión, todo influye y me pierdo en sus profundas explicaciones en chino que pasan por el ChaDao 茶道 mismo, “el Camino del té”. El té, los vasos y cuencos de cerámica donde tomamos el té, la compañía, la música, la caligrafía y dibujos de las paredes, todo está hecho por el señor Zhou. Quizá hasta la casa misma. Enfrente tenemos las bellas montañas de la zona, una experiencia mágica sin duda.
Tés a la venta Interior de la tienda Nuestra mesa de té
Por lo que ya he contado si te comento que los tés que vende el señor Zhou son muy difíciles de clasificar seguro que no te extraña. No siguen un procesado estándar que los defina, sus tés son libres como su arte. Le gusta utilizar 2 variedades, salvaje o Yesheng 野生 tanto de Taiwán como a veces de Yunnan. Y sobre todo el Tieguanyin que es el cultivo más popular de esta zona de Muzha, originario de Fujian en la China continental. Me comenta que ya no hay tanta cantidad como antaño y a menudo acude a sus contactos en Alishan. Es interesante mencionar que tomamos cada té usando tazas o teteras diferentes, parte de la experiencia.
Tiebaozhong en infusión Té blanco secado al sol Variedad salvaje, hojas largas y esbeltas El brote de las variedades no domesticadas no tiene pelillos
Nada más llegar nos ofrece la mencionada variedad salvaje en forma de té blanco, el cultivo puro secado al sol sin apenas procesado y con la oxidación natural que adquiere. Disfrutar del paisaje con este té es un placer. El sabor es muy natural y puro y perfecto para tomar al estilo abuelo. Después pasamos a un Tieguanyin, el cultivo más característico de la zona. En Taiwán suele procesarse en la forma china más tradicional (aunque modernizada) con un tostado bastante acusado, sin embargo Mr. Zhou nos sorprende con su TieBaoZhong 鐵包種 que es la variedad Tieguanyin procesada en forma de BaoZhong Oolong, el Oolong más ligero y fresco de Taiwán. El resultado es muy curioso y agradable. El té conserva el Guanyin Yun 觀音韻, un perfil de sabor nombrado especialmente para el Tieguanyin y que si tienes curiosidad puedes probar en la tienda. Este té lo tomamos en unos bonitas y finas tazas que fusionan la tradición de la dinastía Song con la conveniencia de lo moderno añadiendo una bonita filigrana en forma de hoja.
Té oolong “Pequeño Emperador”
Desde: 11,00€
A continuación tomamos un Tieguanyin muy tostado y preparado muy muy fuerte en unos nuevos tazones. En este punto ya estábamos “borrachos de té” ChaZui 茶醉, la cabeza se siente más ligera y la conversación se torna más distendida y cercana, como si nos conociéramos de siempre. Lo acompañamos de unas galletas de té, por supuesto hechas a mano por el señor Zhou.

Mención aparte merecen cada una de las “bolas de té” que están por todas partes. Cada una es como una hija para él, conoce todos los detalles del cultivo, procesado y fechas de cuándo fueron creadas. Algunas están envueltas en trapo blanco y tienen escritas los datos relevantes y lo que conmemoran, desde el gran terremoto del 1999 al cumpleaños de alguien. Posiblemente son tés que nunca nadie probará y que sólo vende muy de vez en cuando. Uno de mis amigos se hizo con una de ellas años atrás y preguntó cuándo debería empezar a consumirla. El señor Zhou no sabe muy bien qué responder. Personalmente creo que estos tés únicos con tanto significado no son para tomar sino que te acompañan.
El señor Zhou al fondo Caligrafía sobre la pared
El colofón de la tarde antes de despedirnos e ir a comer algo contundente para mitigar los efectos de tanto té es probar una enorme bola de té hecha con Tieguanyin hace 27 años. No puedo describir el sabor de este té, aparte del característico ChenXiang o “aroma añejo”, pero es un té cambiante y huidizo que no se dejaba definir y que tan pronto era fresco como envejecía. Lo que más me gustó fue la cara de paz del señor Zhou al oler la taza tras beber el té.
Bola de Tieguanyin de 27 años Si este té hablase…
Me hice con un poco de TieBaozhong que espero me ayudará a recordar este día inolvidable.
Interacciones con los lectores